viernes, 22 de julio de 2016

PROLAPSO ? INCONTINENCIA? EJERCITAR HIPOPRESIVOS


Qué es el prolapso

El prolapso, la llamada “epidemia silenciosa” de nuestro tiempo, es una patología callada por millones de mujeres a las que la sociedad exige una recuperación inmediata tras el parto, donde SUBIR unos kilos de más durante el embarazo es motivo de desaprobación colectiva y donde los absurdos cánones de “belleza” actual se imponen hasta en ese momento vital de una mujer.
Básicamente, un prolapso, es el descenso, en mayor o menor grado, de uno o varios órganos de la cavidad pélvica (vejiga, utero o recto) hacia el exterior, bien a través de la vagina, o bien a través del recto o ano, lo cual genera un estado de shock y ansiedad importante en la persona que lo padece deteriorando en gran medida su calidad de vida social y sexual.

Causas del prolapso

En general, la aparición de un prolapso es debida a la debilidad de los músculos del suelo pélvico que fallan en su función de sostén.
Cuando esa debilidad tiene su origen en motivos fisiológicos, genéticos o patológicos: carencia de estrógenos, factores neuromusculares, aparición de un tumor, tras una cirugía abdominal o pélvica, etc. nuestra capacidad para modificar su evolución está exclusivamente limitada a la prescripción médica.
Pero, en la mayoría de ocasiones las causas de un prolapso son otras más circunstanciales:
  • Un traumatismo obstétrico: parto instrumental, multiparidad, etc.
  • Una hiperpresión ejercida sobre estos músculos de manera repetida y continua: levantar peso habitualmente, realizar ejercicios hiperpresivos, practicar deportes de impacto, estreñimiento crónico, tos crónica…
  • El descenso en el nivel de estrógenos que se produce con la menopausia que debilita la calidad de los tejidos y músculos del suelo pélvico.
En estos casos, la recuperación de la salud de nuestro suelo pélvico, con la ayuda de un profesional experto en este tema, está en gran medida en nuestras manos:EJERCICIO HIPOPRESIVOS¡¡¡¡¡
Debemos aprender a mantener en forma nuestros músculos del suelo pélvico y por otra parte y de igual importancia, debemos evitar todos los hábitos perjudiciales, intentar protegernos cuando no se pueden evitar y saber identificar cuál es el límite al que nuestro cuerpo puede llegar que no debe superar.

Síntomas de prolapso

Debes saber que hay casos de prolapso leve en los que los síntomas son prácticamente imperceptibles.
No recibimos suficiente información ni educación en salud de nuestro suelo pélvico y hay prácticas tan inofensivas aparentemente como cantar, tocar un instrumento de viento o transportar una tabla de surf que pueden llegar a resultar nefastas si no se compensan por otro lado fortaleciendo los músculos del suelo pélvico para minimizar el efecto de la hiperpresión que ejercen y que puede acabar debilitando esa musculatura.Cantantes e instrumentistas de viento someten su suelo pélvico 
grandes hiperpresiones
Por que una persona joven y nulípara, que en principio no debería tener ningún problema de suelo pélvico, también debe entrenarlo y prevenir malas prácticas.
Aprende a identificar las situaciones de riesgo y las evites o te protejas cuando debas realizarlas. 
Los síntomas que advierten de la presencia de un prolapso varían de una persona a otra y dependen del tipo y del grado de prolapso que le afecta.

Hay personas que prácticamente no advierten ningún síntoma de padecer un prolapso, sobre todo en casos muy leves, mientras que otras pueden sufrir uno o varios síntomas...
Por otra parte, también debes saber que padecer uno de estos síntomas puede tener otras causas médicas y no ser un indicador exclusivo de la presencia de un prolapso.
Por todo ello, siempre debes acudir a un profesional sanitario para que valore y diagnostique el estado de salud en tu caso concreto.

Síntomas vaginales y pélvicos de prolapso

Estos síntomas a menudo empeoran cuando se está de pie durante un largo periodo de tiempo, al finalizar el día o cuando al acudir al baño a defecar se hacen esfuerzos.
  • Sensación de bulto en la vagina.
  • Pesadez o presión dentro de la vagina.
  • Sensación de bulto saliendo por la vagina.
  • Bulto visible en la entrada de la vagina.
  • Abertura vaginal dilatada, excesiva y ancha, asociada frecuentemente a prolapso de útero.
  • Dolor y/o malestar en la zona lumbar.
  • Presión abdominal y/o dolor.
  • Dificultad al insertar un tampón o tampón que se sale una vez introducido en la vagina.

Síntomas en la vejiga urinaria de prolapso

  • Orinar muy frecuentemente de día y/o de noche.
  • Fuerte urgencia miccional asociada a escapes de orina.
  • Incontinencia urinaria de urgencia.
  • Chorro de orina irregular que puede ser muy lento, tardar excesivamente en vaciar la vejiga, parar varias veces.
  • Vaciado incompleto de la vejiga urinaria.
  • Infecciones urinarias y síntomas asociados de repetida aparición.
  • Chorro de orina que varía según la postura del cuerpo.

Síntomas intestinales de prolapso

  • Dificultad de vaciado del intestino, necesidad de apretar en exceso y sensación de no conseguir vaciar el recto.
  • Estreñimiento que requiere apretar en exceso e incluso manipular con los dedos para ayudar a la expulsión de las heces.
  • Incontinencia fecal, especialmente asociada al prolapso rectal.
  • Sensación constante de presión en el recto o necesidad de ir al baño.
  • Dificultad de controlar los gases.
  • Urgencia intestinal, necesidad urgente de acudir al baño a defecar.
  • Sensación desagradable durante o después de defecar.

Síntomas sexuales de prolapso

  • Dolor o sensación desagradable durante o después de las relaciones sexuales con penetración.
  • Dificultades en la penetración, sobre todo en los casos de prolapso más elevados.
  • Escapes de orina durante las relaciones sexuales.
  • Sensación de orgasmo disminuida o inexistente.
  • Excitación sexual disminuida.
  • Desinterés sexual.
Aprendamos a mantener el buen tono, fuerza y elasticidad de los músculos de nuestro suelo pélvico, a reconocer e intentar evitar los malos hábitos y prácticas que perjudican y deterioran su salud, a protegernos cuando no podemos evitar esas circunstancias y a acudir a un especialista ante la menor sospecha de que algo no funciona de manera normal.
Los ejercicios abdominales deber ser prescritos con moderación y teniendo en consideración sus efectos adversos, ¿efectos adversos? 

El deporte aumenta la presión intrabdominal, y no se equilibra con los correspondientes ejercicios para reforzar el suelo pélvico lo debilita, los aumentos de presión debilitan la zona más frágil, el suelo pélvico o periné.




La práctica regular de ejercicios fásicos (aerobics, fitness, spinning...) es hiperpresiva y disminuye el tono del suelo pélvico de forma significativa. 
El ejercicio abusivo de abdominales va a incidir sobre el suelo pélvico, provocando la degradación progresivo del mismo y para evitar la patología se deben evitar esfuerzos abdominales, sin previo refuerzo de los músculos perineales, “es conveniente reforzar los abdominales empezando por la contracción del suelo pélvico y solo entonces se puede continuar con la de los abdominales” (blandine Calais-Germain, 1998)

SENTADO : POSTURA HIPOPRESIVA

El debilitamiento de los músculos del suelo pélvico puede provocar a corto o a largo plazo alguno o varios de los siguientes trastornos:

Incontinencia urinaria de esfuerzo (escape de orina durante una actividad física o esfuerzo)
Prolapsos (presión)
Disfunciones sexuales (problemas en la respuesta sexual)
La importancia de los ejercicios para la musculatura perineal
Toda mujer, fundamentalmente la deportista, debería conocer su periné, "localizarlo”... Conocer su función, en definitiva aprender a utilizarlo. Mantener un buen tono en los músculos de la pelvis te ayudará a evitar tanto la temida incontinencia de orina, como los desprendimientos de las vísceras de la pelvis, molestias pélvicas, alteraciones en la relación sexual, infecciones urinarias, estreñimiento crónico...
POSTURA HIPOPRESIVA DE PIE

La manera en la que respiras influye directamente en la salud de los músculos de tu suelo pélvico y en tu bienestar general.



La respiración es una actividad corporal esencial para nuestra existencia pero a la que no prestamos la más mínima atención hasta que aparece un problema respiratorio o cuando nos quedamos sin aliento.
Sólo nos paramos a observar cómo es nuestra respiración cuando ésta se ve alterada, bien al realizar un esfuerzo físico grande, cuando sentimos emociones intensas (pánico, ansiedad, miedo,…) o un gran dolor.
Lo mismo sucede con el suelo pélvico, ese gran ignorado en nuestras vidas hasta que comenzamos a padecer incontinencia urinaria, nos diagnostican un prolapso...
Cualquier músculo del cuerpo trabaja en coordinación con otros que se encuentran adyacentes a él y su estado, su tensión o su debilidad, afecta también a esos otros músculos con los que está conectado.
Pues bien, el diafragma, ese músculo en forma de paracaídas situado por debajo de los pulmones, es parte integrante del core y el antagonista, en cierto sentido, del suelo pélvico: uno situado arriba y otro debajo de esa faja con forma de cilindro que rodea la parte central de nuestro cuerpo, cuando uno se contrae el otro se distiende y al contrario
En la respiración normal óptima además del diafragma intervienen los demás músculos del core, es decir, el abdominal transverso y el suelo pélvico, garantizando la estabilidad y manteniendo la presión interna que se produce en nuestro tronco con el movimiento del diafragma.
Si queremos potenciar y realizar un entrenamiento eficaz y completo del suelo pélvico, debemos incorporar el trabajo del diafragma mediante, por ejemplo, las respiraciones diafragmáticas, tanto a la hora de relajar los músculos del suelo pélvico, tal como a la hora de contraerlos y fortalecerlos, activándolos junto al transverso.
Respiración diafragmática
En la respiración diafragmática, cuando inhalamos aire, el diafragma se contrae hacia abajo, expande las costillas inferiores y el abdomen y provoca un vacío en el pecho que hace que el aire entre en los pulmones, al mismo tiempo que empuja todo el contenido de la cavidad abdominal hacia abajo contra el suelo pélvico haciendo que éste se estire pero con la tensión suficiente para soportar la presión justa que aquél le está transfiriendo.
Al exhalar ocurre todo lo contrario, el diafragma se relaja y eleva hacia arriba expulsando todo el aire de los pulmones y tirando hacia arriba de todo el core y del suelo pélvico, que se activa contrayéndose y elevándose en coordinación con el diafragma.a modo de pistón, bombea aire dentro y fuera de los pulmones.Este tipo de respiración es la respiración óptima, la que realizan todos los animales, los bebés y los niños menores de seis años expandiendo la barriga cada vez que inhalan.

Respiración subóptima

La respiración subóptima es la que la mayoría de los adultos realizamos.
Permanecer durante largas horas sentados en sillas adoptando malas posturas y encorvando la espalda, provoca que todo el contenido de la cavidad abdominal permanezca comprimido y el movimiento del diafragma se encuentre limitado imposibilitando su libre movimiento hacia abajo.

Esas malas posturas y otra serie de factores, como los emocionales, modifican nuestro tipo de respiración óptima innata y generan la necesidad de usar los músculos de la parte alta del tórax para ayudar a la respiración, lo cual, unido a la postura encorvada sobre el abdomen, incrementa la presión ejercida sobre el suelo pélvico haciendo que esta musculatura acabe claudicando al no poder contrarrestar la elevada hiperpresión.
En este tipo de respiración, el músculo transverso del abdomen, principal garante de la estabilidad lumbar, y los músculos del suelo pélvico se acaban debilitando debido a su infrautilización y entran en un estado casi durmiente provocando de esta manera disfunciones pelviperineales y otras derivadas de la falta de estabilidad lumbar.
En la respiración subóptima son los músculos pectorales, trapecios y escalenos los que suplen la inactividad del transverso y el suelo pélvico, activándose para respirar elevando el pecho.
Una persona normal respira entre 17.000 y 24.000 veces al día y si lo hace con unos músculos que no estaban diseñados para ello los estará forzando a trabajar miles de veces al día, lo cual, puede llegar a provocar un exceso de tensión en esa zona.
Si quieres comprobar cuál es tu tipo de respiración tan sólo tienes que inhalar profundamente frente a un espejo tomando una gran cantidad de aire en tus pulmones.
Si observas que al inhalar se eleva tu pecho y tus hombros, estás realizando una respiración subóptima.

Problemas asociados a la respiración subóptima

Reducción de la activación del músculo abdominal transverso

La infrautilización de este músculo hace que se debilite y deteriore las funciones para las que está programado, esto es, tanto para la respiración como para la estabilidad corporal.

Limitación del movimiento del diafragma

Este tipo de respiración limita el movimiento hacia arriba y hacia abajo del diafragma y a su vez el de los músculos del suelo pélvico con quienes se mueve de manera sincronizada llegando a convertirse en músculos inefectivos y, a la larga, o bien acabar debilitados por su falta de activación, o bien irán desarrollando una elevada tensión que puede convertirse en crónica y que se asocia frecuentemente a la falta de control sobre la vejiga o el intestino, dolor pélvico o dolor en las relaciones sexuales.

Problemas músculo esqueléticos

Así mismo, el trabajo de los pectorales, trapecios y escalenos para elevar el pecho en la respiración subóptima puede llegar a ser el origen de dolores lumbares, de cuello, de espalda, hiperlordosis y dolor de caderas.

Respiración ineficienteAl disminuir la contracción del diafragma y su movimiento hacia abajo, disminuye el vacío que produce en los pulmones y, por lo tanto, el aire que entra.

Retraso en la recuperación posparto

Tras el embarazo, el diafragma de la mujer se reprograma automáticamente y vuelve a reproducir la respiración óptima que la presencia del feto en su útero le ha impedido durante los últimos meses de embarazo.
Sin embargo, cuando existe dolor por una episiotomía o una cesárea, los músculos del suelo pélvico o los del abdomen no consiguen contraerse, relajarse y estirarse al mismo tiempo que se mueve el diafragma con cada inhalación y exhalación, lo que dificulta la vuelta a una respiración óptima y, en consecuencia, se produce un retraso e incluso la imposibilidad del ajuste y sincronización del trabajo correcto de los músculos del core.

Beneficios de la respiración diafragmática

Mejora las funciones del core

Tanto del transverso abdominal profundo como del suelo pélvico: Practicar la respiración profunda elevando y expandiendo el abdomen y la parte inferior de las costillas con la inhalación provoca el estiramiento de los músculos del suelo pélvico antes de su contracción y elevación con la exhalación, lo cual constituye un entrenamiento mucho más efectivo que si nos limitamos a solamente contraer o solamente estirar dichos músculos.
Cuanto más profunda sea la inhalación y la exhalación mayor será el estiramiento y la contracción de estos músculos.Puedes comprobarlo sentada en un fitball o sobre una toalla enrollada, al inhalar profundamente notarás un leve estiramiento y abombamiento hacia afuera de la zona perineal mientras que si exhalas lentamente como si tuvieras una vela enfrente que no quieres apagar, hasta que casi no quede aire en los pulmones, notaras cómo se contrae el transverso del abdomen y el suelo pélvico hacia arriba y hacia adentro.

Acelera la recuperación posparto

Tras el parto, practicar la respiración diafragmática profunda ayuda a cerrar el corset formado por los músculos del core (transverso, multífidos, diafragma) al mismo tiempo que activa los del suelo pélvico comenzando así a activarlos y ganar fuerza y control de los mismos, consiguiendo recuperar sus funciones (continencia, sexual, estabilidad del cuerpo, etc.) más rápidamente.

Favorece la expulsión efectiva de heces y orina.

Una combinación adecuada al acudir al baño de la postura en cuclillas junto a una respiración relajada y diafragmática tiene un efecto positivo en los músculos del suelo pélvico de aquellas personas que tienen dificultades para defecar o para vaciar la vejiga completamente, ayudando a que se relajen y estiren favoreciendo su función de expulsión de heces y orina.



BERTA OLEMBERG

Profesora Certificada Internacionalmente en el Método Hipopresivo Dr.Caufriez 

www.metodohipopresivo.com 

Instructora oficial en Stretching Global Activo: R.P.G aplicada a la prevención y rehabilitación de lesiones.

Prof. Técnicas Corporales Terapéuticas

Barrio Norte y Palermo (únicamente a domicilio consultar)

BELGRANO





















3 comentarios:

  1. Hace unos meses fui mamá, y siento al amamantar dolores de cuello, espalda lumbar...como son las clases?

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    1. Muchas gracias por tu interés Flavia. Las clases de HIPOPRESIVOS son al principio de 2 veces por semana individualmente , x 1 mes o 5 semanas, luego practicas x 4 semanas en grupo hasta que sepas todas las posturas. Esta técnica te beneficia para la prevención de prolapso o diástasis después del embarazo y para la recuperar la postura en el post parto. Trabajamos alineando toda la columna y relajandola. Percibirás la mejor manera de sentarte para amamntar y no forzarte.Reeducarás tu postura en cada clase, encontrando tu centro de gravedad, la relación de tu cabeza, tronco con el resto del cuerpo.

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  2. Las clases me ayudaron a recuperar la conexión con mi cuerpo. Me doy CUENTA más de como estoy sentada, parada, y a cómo camino....Me costó un poco acostumbrarme a las posturas, pero ya ahora practico todas las mañanas. El PROLAPSO mejoró casi totalmente¡¡¡

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